Freddie, Gibby, Carly y Spencer le regalan a Sam un boleto dorado, que incluye un viaje gratuito a Canadá para visitar la fábrica donde se producen los bocadillos que a ella tanto le gustan: los grasitos, como un regalo por no haber hecho nada ilegal en 10 días. Carly se queda en casa porque tiene una cita con un chico que le ha gustado por mucho tiempo, Lance. Pero el dedo gordo de su pie queda atrapado en el drenaje de la bañera, por querer imitar una escena del capítulo Never Bathe on Saturday del show de Dick Van Dyke. Luego de muchos intentos de pedir ayuda (destruyendo su PeraPhone en el proceso) Carly se ve obligada a tener la cita con Lance en el baño de su apartamento, mientras un técnico usa una motosierra para desarmar el drenaje. Mientras tanto, Sam, Freddie, Spencer y Gibby visitan la fábrica y Sam prueba los grasitos canadienses, mucho más deliciosos que los normales. Pero al querer regresar a Estados Unidos, son capturados por las autoridades y no pueden salir del país, debido a que Sam intentó sacar más de 100 grasitos canadienses de contrabando por la frontera. Cuando esto finalmente se soluciona, los oficiales no dejan ir a Sam por no tener identificación. Gibby tiene una idea y logra meter a Sam en su maleta para que puedan llevársela. Pero alguien le pide un autógrafo y, mientras todos están distraídos, un hombre asiático con una maleta idéntica llega y las intercambia sin darse cuenta. Así, Sam acaba yendo a Hong Kong en un avión tripulado por malasios que la deja en el Aeropuerto de Kai Tak.
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